Siempre he defendido que The Walking Dead no es principalmente una serie de zombies. Aclaro esto porque sé de muchas personas que no ven la serie por este motivo...
De hecho, yo empecé a ver la serie a pesar de los zombies. Pero si la serie hubiese sido sólo eso creo que yo no la hubiera seguido. Sí, me encantan la escenas con zombies , incluso el punto gore puede ser bienvenido...pero no como plato principal.
The Walking Dead es una serie de supervivencia. Nos muestra la reacción del ser humano frente a un futuro sin esperanza. En esta serie son zombies, pero podrían ser alienígenas, una enfermedad, un estado opresivo...da igual.
La pregunta que hay que responderse es donde está nuestro límite. Donde, en qué punto, deja uno de ser humano y pasa a convertirse en un monstruo. Podría parecer fácil, pero la cuestión es que nuestra moral - la de un mundo civilizado- ya no sirve para enjuiciar este nuevo mundo.
En esta serie se nos ha planteado varios límites. Alguno de ellos me llegó a sorprender. En particular recuerdo el relacionado con Carol -uno de mis personajes favoritos- y las hermanas Samuels.
En global creo que en esta quinta temporada ha habido mucho, mucho relleno. Hemos pasado del infierno de Terminus al paraiso de Alexandría sin una continuidad apropiada.
También reconozco que hay dos personajes que se me han atragantado esta temporada y me han dificultado la digestión. El primero es Sasha y el segundo el padre Gabriel. Creo que no aportan nada, la primera por el personaje en sí y el segundo porque su historia hace tiempo que tuvo que estar finiquitada.
La raíz del problema es el éxito de la serie. Como tantas otras - ¿verdad, Dexter? - se está alargando sobremanera. Sin ninguna justificación.
Y por si fuera poco, tenemos un spin-off “Fear the Walking Dead” que se estrenará tras el verano.
Esto en una serie inglesa no sucede.
De hecho, yo empecé a ver la serie a pesar de los zombies. Pero si la serie hubiese sido sólo eso creo que yo no la hubiera seguido. Sí, me encantan la escenas con zombies , incluso el punto gore puede ser bienvenido...pero no como plato principal.
The Walking Dead es una serie de supervivencia. Nos muestra la reacción del ser humano frente a un futuro sin esperanza. En esta serie son zombies, pero podrían ser alienígenas, una enfermedad, un estado opresivo...da igual.
La pregunta que hay que responderse es donde está nuestro límite. Donde, en qué punto, deja uno de ser humano y pasa a convertirse en un monstruo. Podría parecer fácil, pero la cuestión es que nuestra moral - la de un mundo civilizado- ya no sirve para enjuiciar este nuevo mundo.
En esta serie se nos ha planteado varios límites. Alguno de ellos me llegó a sorprender. En particular recuerdo el relacionado con Carol -uno de mis personajes favoritos- y las hermanas Samuels.
En global creo que en esta quinta temporada ha habido mucho, mucho relleno. Hemos pasado del infierno de Terminus al paraiso de Alexandría sin una continuidad apropiada.
También reconozco que hay dos personajes que se me han atragantado esta temporada y me han dificultado la digestión. El primero es Sasha y el segundo el padre Gabriel. Creo que no aportan nada, la primera por el personaje en sí y el segundo porque su historia hace tiempo que tuvo que estar finiquitada.
La raíz del problema es el éxito de la serie. Como tantas otras - ¿verdad, Dexter? - se está alargando sobremanera. Sin ninguna justificación.
Y por si fuera poco, tenemos un spin-off “Fear the Walking Dead” que se estrenará tras el verano.
Esto en una serie inglesa no sucede.
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