La lógica de la evolución consiste en no asignar más recursos de los estrictamente imprescindibles para el mantenimiento de un organismo que no iba a sobrevivir más allá de los treinta años que destinaba básicamente a reproducirse.
Casi sin comerlo ni beberlo -y gracias sobre todo a alguna ideas elementales de higiene que hubo que arrancar a porrazos al cerebro inercial, y al descubrimiento de los antibióticos- esta especie [se refiere a la especie humana] se encuentra ahora con cuarenta años de vida redundante, pero con los recursos asignados para su mantenimiento calculados para un periodo que no llegaba ni a la mitad del actual.
"¡Hasta un niño de cinco años sería capaz de entender esto!... Rápido, busque a un niño de cinco años, a mí me parece chino."
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